Resumen
El título de esta presentación suscita varias preguntas latentes en la comunidad educacional de la región: ¿qué se entiende por calidad de la educación?, ¿qué factores intervienen en el logro de una buena educación?, ¿cómo elevar la calidad de la educación?, ¿cómo se relacionan los términos calidad y coherencia de la educación?, ¿qué desafíos plantean a la educación las exigencias de un mundo cambiante?, ¿cómo incrementar la calidad de la educación en el marco de los procesos de desarrollo? Y ¿qué exigencias plantean a las instituciones educativas las nuevas demandas de la educación?. Para responder a estas interrogantes es preciso fijarlas en un contexto determinado, que para este caso será la educación agrícola de nivel secundario. La razón de esta elección se sustenta en el hecho de que los sistemas educativos de la región, particularmente la educación primaria y secundaria, están en pleno proceso de reforma cuya prioridad central es mejorar la calidad de los procesos en las unidades escolares. En efecto, a diferencia del pasado, los cambios educacionales en curso se han orientado, en diferentes grados a producir un impacto directo en la institución educativa a fin de afectar el sistema desde dentro hacia afuera. Se trata de un cambio que no parte de grandes reformas legales y estructuras para iniciar las demás modificaciones, sino que fomenta la renovación integral y permanente de la escuela, Jugar donde ocurre realmente la educación. El presente trabajo se sitúa en ese nivel, entendiéndose que gran parte de las respuestas pueden ser aplicables a instituciones de nivel superior u otras de vocación educativa. A partir de la escuela agrícola, se pretende responder tres interrogantes centrales: ¿qué se entiende por calidad de la educación?, ¿qué demandas formativas imponen a la educación agrícola la globalización y la competitividad? y ¿cómo mejorar la calidad de la educación a nivel de la institución escolar?. A partir de la respuesta a estas preguntas se pretende, en primer término, establecer un marco de referencia para conceptualizar la calidad, en segundo lugar, instituir un conjunto de demandas formativas para orientar la educación agrícola y, por último, determinar aspectos estratégicos para fortalecer el servicio educativo en la escuela.