Resumen
La Argentina no escapó al modelo neoliberal que de una u otra forma se planteó en prácticamente toda Latinoamérica. El estado patemalista con la apertura de la economía y las privatizaciones dejó lugar a las interacciones de los privados, en las que sin dudas los más débiles siempre pierden. Los productores chicos y medianos, que componen el número mayoritario del sector agrario, pero con la menor superficie, que a la inversa de los países desarrollados subvenciona a gran parte del resto de la economía del país, se encuentra seriamente endeudado y sin créditos razonables. El estado prescindió de técnicos, las empresas de servicios prescindieron de profesionales del agro, el perfil tradicional del Ingeniero Agrónomo se encuentra en crisis. La demanda del profesional del agro se ha modificado, han aparecido nuevas ofertas pero todavía a las universidades tradicionales les queda pendiente una gran tarea de cambio, de adecuación a los tiempos modernos. El enfoque tradicional, eminentemente productivista, se debe enriquecer considerando con mayor profundidad aspectos de las relaciones humanas, financieros, comerciales. etc. Las carreras deben dar más formación y enseñar a buscar información, haciéndose más flexibles, variando su oferta y acortando los tiempos de formación que resultan extremadamente largos. Es necesario que la universidad recupere la excelencia y sin dudas que esto que ya se está tratando de hacer no es un camino fácil, sobre todo donde escasean recursos humanos y económicos. El productor empresario se está tecnificando y genera nuevas demandas, el mundo tiene una creciente necesidad de alimentos y el profesional del agro debe responder a este importante desafío.