Resumen
Después de afrontar la pandemia de COVID-19 y la afectación de dos huracanes en el 2020, se hizo evidente la vulnerabilidad del sistema alimentario de Honduras. Por esto, se requiere fortalecer el involucramiento de los diferentes actores del sistema para la toma oportuna de decisiones hacia una alimentación sostenible y saludable. En este documento se han identificado cuellos de botella como la poca diversificación en la producción de alimentos, el difícil acceso a la alimentación sana y nutritiva, el consumo de alimentos ultraprocesados y las consecuencias en la salud de la población hondureña. Entre las enfermedades no transmisibles, relacionadas a esta situación global, están la diabetes, hipertensión arterial, anemia, sobrepeso, obesidad y condiciones de retraso de crecimiento en niños menores a 5 años, es decir, aquellas que conforman la doble carga de la malnutrición. Por lo tanto, se propone que las estrategias de intervención en el sistema alimentario estén orientadas a la salud pública. Esto a través de políticas que conduzcan al cambio de los ambientes alimentarios y respondan a la producción, transformación y consumo de alimentos sostenibles. Además, esto debe incluir la promoción de medios de vida sostenibles para las personas, que garantice su nutrición, seguridad y soberanía alimentaria. Para esto, es necesaria la articulación del gobierno con los productores, la empresa privada, instituciones de apoyo, sociedad civil organizada y la academia, y transitar a la implementación de estrategias sensibles a la nutrición.
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